Si hay algo que yo he detestado en esta vida son los sitios donde la atención depende de como vas vestida y peinada (sé que muchos me apoyan en esto), y a pesar que existen miles de cursos en el mercado de como tratar y atrapar al cliente, los vendedores lo siguen haciendo.
Me ha pasado miles de veces donde simplemente porque ando en botas deportivas no me atienden bien, generalmente lo que hago es quedarme callada dar la vuelta y no volver más nunca, pero esta vez no me callo, los vendedores deben entender que el cliente se respeta, y aunque nadie lea este post yo me desahogo .
Les cuento: hace unas 3 semanas estuve en el puesto de Clinique del Centro de Compra del Gran Mundo, debo confesar que ese día no tenía ni un céntimo y solo estaba preguntando, la joven me trato muy bien, me explicó amablemente como yo me equivoque en mi compra de estos productos la última vez y del por qué de mi alergia, se ofreció a darme una limpieza de cutis (siempre y cuando le comprara eh), me dio una muestra gratis y anotó mi teléfono.
Buscando mi comodidad y suponiendo que me atenderían bien sea donde sea, el sábado fui al C.C. Plaza Mayor y me quería comprar las cositas de Clinique, tres tonterías que no serían baratas (como diría el Dr. Mora: "Vamos a darle un susto a la pobreza"), apenas llegué al stand, "la señora" lo primero que hace es escanearme con la mirada y así saber cuanto valía yo como cliente y como sería su atención, en ese preciso momento la sangre me hirvió.
Aclaro que yo sabía exactamente lo que iba a comprar, pero no le pregunté por las cosas por su nombre porque quería ver hasta que punto iba a llegar, como era de esperarse "la señora" se hizo la que no entendía mi idioma, y podría jurar que el Nazi de la Sopa de Seinfeld era una dulzura delante de ella, por supuesto no le compre nada y con una gran sonrisa le dije "Muchas Gracias" y di la vuelta, y ella con el mayor desprecio y con el mayor sarcasmo me grita, "A la orden".
Esto también me pasó en el Charmed Collection de la Av. 5, le pedí a un vendedor unos zapatos hermosos y el muy idiota me dejó esperando más de media hora, aguanté porque el local estaba full y de verdad queria los zapatos, pero cuando lo vi echando cuentos en la caja y le pregunté que había pasado, voltea me mira de arriba abajo y me dice: NO HAY, di media vuelta y no he vuelto a entrar más nunca, y aunque vea algo que me gusta en la vidriera no entro y punto.
¿A cuantos les ha pasado esto?.
De un tiempo para acá estoy observando esta situación en la ciudad de Mérida, y lo dice alguien que siempre ha pensado que con una sonrisa puede conseguir lo que sea. Esto me parece totalmente ilógico ya que esta ciudad es turística, y si bien ya los trabajadores de la ULA no ingresan tanto dinero a la ciudad como antes, entonces por los momentos lo único que nos queda es el turismo.
Mi punto señores, ya basta del típico vendedor elitista y cabeza hueca que no puede ver más allá del vestuario, si alguno que me está leyendo es dueño de una tienda, mira bien como tratan a tus clientes, porque tenlo por seguro que al que lo tratan mal no vuelve, y como está la economía hoy en día nadie se puede dar el lujo de perder clientes por una mala atención.