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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mis zapatos

Hoy les hablare de una de mis debilidades: LOS ZAPATOS... 

Todo aquel que me conoce sabe que amo los zapatos, pero es que vivo y desvivo por un par nuevo, me encanta tener a mi disposición el modelo y el color que me provoque, además que siempre he pensado que no hay depresión que no resuelva unos hermosos zapatos.

Desde niña miro los zapatos de las personas en la calle tratando de averiguar su personalidad  -se muy bien que no soy la única que lo hace- y con esto por favor no pienses que soy superficial, como les dije, es uno de mis tantos defectos.

Debo confesar que en comparación con otras mujeres yo tengo pocos zapatos, tengo solamente 41 pares, la gran mayoría los uso claro está, pero considero que son pocos, muy dentro de mi hay una voz que dice que me faltan una gran variedad de modelos que necesito, no es mentira, los necesito.

A pesar de esto no me considero adicta, yo entiendo perfectamente que cuando no se puede, pues no se puede, y por más que sufra viéndolos a través del mostrador, me controlo; pero si tan sólo ustedes entendieran la emoción que siento al montarme en unos sublimes y cómodos zapatos, la sensación es incomparable, el corazón se me acelera y si me miras podrás notar que mis ojos brillan, es un amor especial, los zapatos son tan personales, y por mucha variedad que tengas, siempre tendrás un estilo que te definen.

Ahora bien, si te pones a pensar, cualquier experiencia que tengas con los zapatos la podemos extrapolar a la vida misma, aquí algunos de mis ejemplos:

  • Los nuevos: cuando tienes zapatos nuevos entras en la etapa de conocerlos y acostumbrarte a ellos, poco a poco debes conocer sus limitaciones y sus beneficios, pero jamás los debes juzgar tan sólo por una postura. Ahora dime, ¿en qué se diferencia esto a cuando conoces a una persona? jamás debemos juzgar a las personas por la primera impresión, hay que darles su tiempo y sobretodo dejarlos ser quienes son.
  • Los pequeños: hay ocasiones que aunque sabemos que los zapatos nos quedan muy ajustados nos empeñamos en comprarlos, mala idea, sabemos que a la final unos zapatos estrechos jamás nos dejarán ser nosotras; así pasa con algunas relaciones, aunque sabemos que esa persona es estrecha de mente nos empeñamos que podemos cambiarlos, sin darnos cuenta que pasamos por una agonía y por más que queramos, jamás cambiarán.
  • Los de punta: son hermosos, precioso, bellos y delicados, y lo mejor de todo es que te hacen ver super elegante, pero debemos tener cuidado, si no estamos acostumbrados a ellos lo más probable es que hagamos el ridículo, en otras palabras, si no demostramos lo que realmente somos, empezamos a engañarnos a nosotros mismo mostrando una cara que no somos, y estamos tan concentrados en aparentar que no vemos lo fuera de lugar que estamos.
  • De cuero: estos zapatos requieren de un cuidado especial, no debes tenerlos con el montón, sabes que de vez en cuando debes darle un cariñito y así conservar en el mejor estado posible la piel. Así debe ser una relación, poco a poco le debes brindar cariño a la otra persona, no dar nunca por hecho que como ya te pertenece, siempre estará ahí para ti, intactos, como si el tiempo y las experiencias no pasaran por ellos.
  • Sandalias: cómodas y versátiles, pero debes tener un cuidado especial con tus pies, así que si no eres capaz de cuidar tus pies es mejor que lo olvides. Así debe ser con tu cuerpo, ¿de qué vale tener todas las cosas que quieres si tú como persona no te cuidas? no importa cuanto dinero gastes en comprar vestuario, zapatos y accesorios para verte perfecta, si no estás bien contigo mismo, jamás encontrarás la belleza.
  • Los caros: hay zapatos que asumes que son buenísimos simplemente por donde lo compraste y por lo caros que te costaron, y lamentablemente algunas veces te dejan en la calle, se dañan o te maltratan. Algunas veces conocemos personas así, al principio te venden una imagen totalmente fresca y perfecta, cuando la realidad es otra, son personas destructivas que te contaminan y te bajan la autoestima y te das cuenta demasiado tarde lo caro que te costo creer con los ojos cerrados.
  • Los viejos: ya estas acostumbrado a ellos y sienten que son ideales para toca ocasión, aunque ya están muy pero muy gastados te niegas a botarlos. Oye! ¿cuál es el miedo a cambiar? estamos tan enfrascados en nuestras rutinas que nunca nos damos cuenta que el tiempo pasa y debemos renovar actividades, hobbys, vestuario, look, etc., etc., no dejes que el tiempo haga de las suyas en ti.
Créanme, les puedo dar un sin fin de ejemplos extrapolados, pero sabemos que no es la idea de este blog, ni mucho menos mi idea es darles lecciones de vida, son simples puntos de vista de otra simple mortal, recuerda que a veces las cosas se ven mejor desde otra parte.

Así que la próxima vez que compres unos zapatos, piensa muy bien si esos zapatos son realmente para ti ;)

P.D.: Inspirado en este blog que leí hace varios años http://fetichismoenlospies.blogspot.com

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