En todos los cuentos infantiles viejos siempre hay una princesa en la torre más alta que necesita ser rescatada... oye, ¿ya se terminó el cliché estúpido de que la mujer necesita ser rescatada por el hombre verdad?
Vaya paradigma que cargaron las mujeres hace años, menos mal que eso ya se terminó y ha quedado muy claro que las mujeres ya no esperan al (inexistente) príncipe azul; pero por otra parte ahora estoy observando que se está creando otro que no es grave, pero que en lo particular a mi me preocupa.
Es verdad, nosotras no necesitamos que nos corten la carne y nos alimenten, pero ¿qué paso con los detalles de los hombres hacia las mujeres?
A más de uno le he escuchado decir las siguientes oraciones:
- Bueno a ti no te gusta ser una mujer independiente, entonces para qué quieres que te acompañe?
- Por qué te tengo que comprar algo si tú te puedes comprar todo lo que quieres?
- Te invito a comer pero pagas tú, quien te manda a ganar más que yo.
- Conmigo no va eso de los cariños en público, total, las mujeres de hoy en día ya no lo necesitan.
- Hazlo tú, no te crees super-mujer pues.
Mejor me detengo porque me da la histeria si sigo... jejeje...
Pues les cuento algo, yo soy una profesional que trabaja y gana su propio dinero y que siempre pone su parte de los gastos, pero sin duda alguna amo los detalles que tiene mi pareja conmigo, y considero que eso no me hace ser menos feminista y mucho menos una atenida del hombre, es solamente que me gustan los mimos como a muchas otras mujeres (quizás son secuelas de ser hija única).
Me encanta que me regale flores, que me diga cuando estoy más bonita, que me acompañe a reuniones sociales, que me lleve al cine a ver películas cursis, que comparta conmigo el control del tv, que me de regalos porque si, y sobretodo que me abrace y me haga sentir protegida; para mi eso vale muchisimo, pero eso si, nunca me han gustado los hombres-títeres.
No se ustedes mujeres, pero yo no quiero un príncipe azul que me mantenga, pero si me gusta tratar como a un rey a un hombre de carne y hueso que sabe perfectamente que yo no soy una princesa de cuento de hadas, pero sin embargo se esfuerza en tratarme como a una reina.